Hay un espacio interior en que nos conectamos con lo que somos genuinamente, aquí se combina espiritualidad y el "mundo interior" personal, es decir, el cómo estamos, somos y hacemos en el mundo. La psicología espiritual conecta los conocimientos de la psicología clínica tradicional en sus distintas corrientes y objetos de estudio (psiquis, conducta, mente, comportamiento social, afectos, emociones...)  con la naturaleza espiritual y cosmogónica , es decir, la psicología espiritual  considera al humano un ser multidimensional y eterno, construido a imagen y semejanza de Dios infinito.

Incluir la dimensión espiritual en psicoterapia enriquece las terapias y los proceso de sanación del paciente desde lo más profundo, llegando al nivel del alma, permitiendo tomar  conciencia de aquellos aspectos que nos han detenido, aquello que ignoramos y por tanto que nos mantiene detenido o presos del pasado.

La profundidad de la sanación depende solo del paciente, habrá algunos que solo necesitan alguna sintonización a nivel mental o emocional, en otros será a nivel psiquis, cuerpo astral o incluso a nivel del alma. El nivel de ampliación de conciencia, y por ende de sanación, lo marca el paciente, el yo superior del paciente, siendo el terapeuta solo un instrumento de la energía.

La espiritualidad y el conocimiento científico se no han presentado por mucho tiempo como dos saberes casi antagónicos, eres científico o eres espiritual, sin embargo, el universo, esta creación son la conjunción perfecta de divinidad  y las Leyes físico-matemáticas. (Hago la diferencias entre espiritual y divinidad, porque lo espiritual es propio del humano, en cambio la divinidad es propio del humano pero también de todo lo creado). La ciencias son justamente un camino para el desarrollo espiritual, y el camino espiritual una inspiración para descubrir en el mundo, en el universo la naturaleza divina de Dios.

Estamos actualmente, vinculando los conocimientos de vanguardia de las ciencias  con el conocimiento exotérico sobre el hombre, para redescubrir un método que nos permita sanarnos a partir de nuestra naturaleza multidimensional, energética y cuántica.

La teoría M es una propuesta de teoría unificada en física teórica que busca reconciliar las cinco versiones de la teoría de cuerdas. Es una extensión que sugiere que el universo tiene 11 dimensiones: 10 dimensiones espaciales y una dimensión temporal que surge al intentar unificar las distintas versiones de la teoría de cuerdas bajo un mismo marco teórico.

En las versiones tradicionales de la teoría de cuerdas, las cuerdas vibran en un espacio de 10 dimensiones (9 espaciales y 1 temporal). Sin embargo, el físico Edward Witten descubrió que al introducir una dimensión extra, es posible conectar estas teorías en una estructura más amplia, llamada teoría M. Esta teoría es fundamental para entender cómo podrían coexistir múltiples dimensiones en el universo físico. La 11ª dimensión permite la existencia de objetos más complejos, como las membranas (o "branas"), que son una generalización de las cuerdas y pueden tener más de una dimensión espacial.

Pensar en un universo de 12 dimensiones no es estándar en la teoría M. Sin embargo, algunas versiones extendidas y especulativas de la física teórica han considerado la posibilidad de una 12ª dimensión. Esto suele estar fuera del ámbito de la teoría M tradicional y entra en teorías aún más especulativas que buscan expandir el marco conceptual. En algunos contextos, se ha sugerido que esta dimensión adicional podría estar relacionada con el tiempo o con un espacio-tiempo adicional, pero esto está lejos de ser ampliamente aceptado o demostrado.

La existencia de 11 o 12 dimensiones tiene implicancias profundas en las matemáticas. Las ecuaciones que describen la teoría M son increíblemente complejas y requieren un uso avanzado de geometría diferencial, topología y teoría de grupos. La existencia de dimensiones adicionales complica la estructura matemática del espacio-tiempo, ya que la geometría de un espacio de 11 dimensiones es mucho más rica y complicada que la de las 4 dimensiones habituales de nuestro espacio-tiempo observable. Estas dimensiones adicionales no son visibles en nuestra experiencia diaria porque, según la teoría, estarían "enrolladas" o compactificadas en un tamaño extremadamente pequeño, mucho menor que las escalas observables actuales. 

 Witten sugiere que estas dimensiones adicionales están "enrolladas" en una escala tan pequeña que no son perceptibles en nuestra experiencia cotidiana, lo que podría dejar abierta la puerta a la exploración de estas dimensiones en un plano más abstracto o espiritual . Si consideramos estas dimensiones en un contexto espiritual, podríamos hipotéticamente asociarlas con las capas de la existencia humana. Las primeras cuatro dimensiones se relacionan directamente con nuestra realidad física, mientras que las dimensiones adicionales podrían representar aspectos más sutiles de nuestra conciencia o capacidades espirituales latentes.

La idea de que el ADN humano tiene 12 hebras es un concepto que no se basa en la ciencia genética establecida. El concepto de 12 hebras de ADN generalmente proviene de fuentes pseudocientíficas y está relacionado con ideas esotéricas o espirituales. Algunos proponentes de estas ideas sugieren que el ADN humano original contenía 12 hebras y que con el tiempo, debido a una supuesta "caída" o degradación, la humanidad ha quedado con solo 2 hebras activas.

En la biología moderna, el ADN humano es conocido por tener una estructura de doble hélice, compuesta por dos hebras de nucleótidos que se enrollan entre sí. Este descubrimiento, realizado por James Watson y Francis Crick en 1953, es fundamental para nuestra comprensión de la genética y la biología molecular. En el año 2018 Mahdi Zeraati, David B. Langley, y otros investigadores, demostraron que el ADN no siempre se comporta como la clásica doble hélice. En ciertas condiciones, el ADN puede formar estructuras alternativas como el I-motif, que tiene una configuración distinta y podría desempeñar un papel en la regulación de los genes .

Este hallazgo, aunque no está relacionado con las 12 hebras de ADN propuestas en contextos esotéricos, sugiere que la estructura del ADN es más compleja y dinámica de lo que se pensaba originalmente. Estas estructuras alternativas podrían inspirar interpretaciones simbólicas en las que el ADN humano tiene potenciales ocultos que, al activarse, podrían relacionarse metafóricamente con el acceso a nuevas dimensiones de conciencia.

 En un marco simbólico, las 12 dimensiones de la teoría M y las supuestas 12 hebras de ADN podrían verse como una metáfora para la evolución humana hacia un estado más completo y multidimensional. Aunque estas ideas no están respaldadas por la ciencia actual, sirven como herramientas simbólicas para explorar conceptos relacionados con la conciencia, la espiritualidad y el potencial humano. La relación entre ciencia y espiritualidad, aunque a menudo tratada como dos campos separados, puede enriquecerse mutuamente cuando se utiliza un enfoque más holístico. Las dimensiones adicionales propuestas por la teoría M, junto con los descubrimientos sobre las estructuras alternativas del ADN, abren la puerta a una reflexión más profunda sobre la complejidad de la realidad y la naturaleza del ser humano.

 La activación de las hebras adicionales estaría relacionada con una evolución espiritual o un despertar de habilidades latentes.  Si consideramos que las 11 dimensiones de la teoría M (más una especulativa 12ª) representan diferentes aspectos de la realidad física y más allá, podríamos hipotéticamente asociarlas con las capas de la existencia humana en el marco espiritual. Cada dimensión podría corresponder a un aspecto de la conciencia o del ser, y las 12 hebras de ADN podrían simbolizar la conexión o la puerta de acceso a estas dimensiones.

• Dimensiones físicas (las primeras 4 dimensiones): Estas podrían estar relacionadas con la existencia física y la vida cotidiana, donde la doble hélice del ADN regula las funciones biológicas y las características físicas.
• Dimensiones adicionales (del 5 al 11 o 12): Estas podrían asociarse con aspectos más sutiles del ser humano, como la mente subconsciente, la intuición, la conexión espiritual, y las capacidades extrasensoriales.

Activar las hebras adicionales del ADN podría metafóricamente significar acceder a estos niveles más profundos de existencia.